El conseller de Treball, Eberhard Grosske, ha visto cómo los cuadros que colgó en s'Agrícola de Manacor los han comprado personas "particulares e instituciones como el Ajuntament de Manacor" que querían colaborar con la ONG Llevant en Marxa y que además estaban ilusionadas con tener un recuerdo del conseller en casa.
Casi toda la obra que expuso, una veintena de cuadros formada básicamente por paisajes y algunas figuraciones, se ha vendido aunque la recaudación, que íntegramente irá a parar a la ONG que financia proyectos en el tercer mundo, aún tiene que terminarse de concretar.
Según opinó Cristina Ros, crítica de arte, «el conseller siempre se ha presentado como un aficionado, una persona que pinta en sus ratos libres y su pintura debe contemplarse como esto, como la de un aficionado. Indudablemente, el conseller pinta mucho más en política que en el lienzo».
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