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«Pedro murió en mis brazos, sabiendo que se moría» Pedro Otzoup se nos fue anteanoche. Lo hizo en brazos de su mujer, a cuyo lado disfrutó de la vida durante cincuenta años, tiempo que a Nichole se le ha hecho muy corto. Pedro, que había sido operado hace seis meses, seguía trabajando como si nada a sus 82 años. Incluso ayer, tenía previsto hacer unas visitas a unas cuantas obras y, a mediodía, acudir a la inauguración del bar del hotel que se está construyendo en Camp de Mar. «Habíamos ido a cenar a casa de unos amigos "nos contó la viuda", con quienes habíamos jugado a las cartas. Poco después de las diez y media llegamos a casa. '¿Te pongo la inyección de insulina?', le pregunté. 'Deja que primero vaya al lavabo', me dijo. De pronto escuché un ruido, acudí y vi a Pedro en el suelo. Poco a poco fue reaccionando, me pidió que abriera la ventana y cuando parecía que estaba recuperado, se puso peor. 'Ahora sí que me me muero de verdad', exclamó. Y murió. Consciente de que se moría. ¡Cincuenta años juntos! ¡Qué poco tiempo me ha parecido!». Sería injusto que recordaramos a Pedro sólo como el constructor de la casa de Claudia Schiffer, puesto que antes que ésa hizo muchas casas más, todas con su sello personal e intransferible. ¿Exagero si les digo que fue el inventor de sa Mola y, en parte, de Cala Fornells? Creo que no. Porque ahí ha quedado su legado, sus casas, sus poblados, y tantos y tantos años de creatividad. Descansa en paz, Pedro. Y para ti, Nichole, un beso.