La Nochevieja nos trae un gran abanico de formas de despedida de Fin de Año. Una vez abierto, nos encontramos que quienes están de guardia, en beneficio del ciudadano; quienes por motivo de salud, deben permanecer en clínicas u hospitales y, también en los monasterios de clausura, se apuntan al «carro» de recibir con más esperanza que nunca al año 2001.
Alejados todos ellos del boato, el brillo y el color, no por esta causa se lo pasan menos bien. Es más, puede que en muchos casos, se lo pasen «pipa». Entre ellos están los aguerridos mozos del Cos de Bombers de Palma, que darán buena cuenta en el comedor de sus instalaciones del Polígon de Son Castelló de una suculenta cena, sufragada por ellos mismos sin que su familia les acompañe. Serán entre quince y veinte los miembros de la plantilla que estarán de guardia.
El bombero Enrique Díaz será quien elabore la cena a base de porcella con guarnición, turrón, uvas y una copita de cava. «Los dulces, "señalaron" provienen de los presentes que nos hace el constructor Bartolomé Ramón, el Grupo Riu y Carrefour. Hace años muchas empresas y particulares nos mandaban presentes por Navidad, ahora se ha ido perdiendo la costumbre. Seguramente vendrá a visitarnos el alcalde de Palma, Joan Fageda. Lo hace siempre, y podemos decir que es el mejor alcalde que ha tenido el cuerpo. Se preocupa y siempre tiene detalles con nosotros.
Las monjas contemplativas Salesas despedirán el año con una cena que preparará sor María Cecilia Vidal, a base de sopa de caldo con pan tostado, pescado rebozado con patatas fritas, mandarinas de su huerta y uva. En la cena se observará silencio, mientras oyen la lectura. Luego, una horita de recreo y a las doce en punto solemne Tedeum, y misa presidida por don Bruno Morey, a la que asistirán los ermitaños de Valldemossa.
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