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La cita era a las 19 horas, pero mucho antes las calles de Palma vivieron una animación especial: los peques de la casa querían ir a recibir a unos héroes inmortales, a sus Majestades los Reyes de Oriente. En la Escalinata Reial del Passeig Sagrera esperaban a los Reyes el concejal de Educació, Jordi Llabrés; la regidora de Comerç, Lys Riera; la delegada del Gobierno, Catalina Cirer, y el presidente de la Autoritat Portuària, Francesc Triay. Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron en esta ocasión a Palma, con un ligero retraso, a bordo de un flamante velero, el «Isla Ebusitana», después de un largo viaje desde Oriente.

Sin mostrar síntomas de cansancio, los monarcas empezaron a saludar a los niños que les esperaban ansiosos desde hacía mucho tiempo. Los gritos de «Gaspar», «Melchor» y «Baltasar» se empezaron a oír. Sus Majestades, con la paciencia que les caracteriza, saludaron y besaron a diestro y siniestro. Los caramelos volaron por doquier hasta agotarse las cuatro toneladas.

En el Passeig Sagrera empezó a andar una comitiva muy vistosa. Quince carrozas temáticas, con diversos héroes, saludaban a las 150.000 personas que se agolpaban en las calles céntricas de Palma. Sin duda, la antesala a los Reyes la protagonizaba Guai, el Mico de TeleNova, que era requerido por todos sus fans televisivos en el trayecto de la cabalgata. Las carrozas que tal vez gustaron más a los mayores fueron las que traían incorporadas comparsas musicales, que alegraban el recorrido real.

Melchor, Gaspar y Baltasar iban montados en sus majestuosos dromedarios, acompañados por sus pajes y escoltados por asistentes que portaban sus estandartes. Tras ellos, iban los carros tirados por caballos cargados con multitud de regalos... que bastaron para contentar a todos los niños de Palma aunque hubiera un buen cargamento de carbón.