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Tras la noche más mágica llega el día más intenso. Y, si no, que se lo pidan a padres, abuelos, tíos, padrinos,... que tuvieron que vérselas con esos locos bajitos que querían abrir las cajas de juguetes que les habían dejado los Reyes Magos de Orientes la noche anterior. Muchos fueron los niños que pasaron la noche en continua agitación para ver amanecer un día muy diferente a los demás. Una de las primeras casas que visitó Ultima Hora fue la de Tomeu Massanet, un pequeño de cuatro años que vive en Manacor. Su sorpresa fue mayúscula al descubrir que los Magos le habían dejado un león de peluche gigante.

Maria Bennassar, que mañana cumple un añito, no ha pedido nada, aunque los Magos se han comportado muy bien: un cochecito, una casa de animales y un vestido. Pero, curiosamente, lo que más ilusión le hizo fueron los cuentos de Teo. Miguel Angel y Paula, de cuatro y seis años, viven en Inca. Tras la cabalgata, fueron a visitarles a casa cuatro pajes, que trajeron a Miguel Angel un garaje y un dinosaurio. A Paula, una Barbie, Bloomy mummy y juego de ordenador.

En Palma, el panorama no era muy diferente. Natalia y Toni estaban a punto a las 08.00 horas de ayer para empezar a abrir sus regalos. En un pis pas la casa se convirtió en una selva de papel de celofán. Biel y Alejandra Pons-Estel también fueron madrugadores: Un coche, una pizarra, un juego de química y libros fueron los presentes depositados por Sus Majestades.

Alba tiene tres años y tal vez sea la bicicleta el regalo que más ilusión le hizo, aunque tampoco le hizo ascos a la plancha y muñecas recibidas. Tonina Colombás fue a recoger sus regalos a casa de su abuela Antonia, en donde se encontró con un patinete, que le montaron su hermano mayor y sus primos.