Tres años han hecho falta para que el proyecto de reforma de la
avenida de Jaume III, iniciado por la asociación de comerciantes de
la zona, se convirtiera en una realidad. Ahora, cuando las obras
están prácticamente concluidas, y a falta de los últimos retoques,
los comerciantes de esta céntrica vía comienzan a valorar los
resultados y a tomar posturas.
Farolas de estilo moderno en acero inoxidable; dos tipos de
pavimento, para la parte exterior de las aceras y para la interior,
bajo las arcadas, y una amplitud de aceras que da origen a una
pequeña plazoleta en las inmediaciones del Passeig de Mallorca son
las principales novedades de un nuevo Jaume III que no acaba de
contentar a todos. A unos, simplemente, porque no les gusta la
estética que presenta ahora la avenida, y a otros, porque
consideran que la reforma se ha quedado corta y se ha escatimado en
la calidad de los materiales empleados, especialmente en lo que
hace referencia al embaldosado, que se lleva todas las críticas por
«resbaladizo y sucio».
Y si para los detractores las nuevas farolas son excesivas o
dejan que desear con respecto a sus vecinas del Passeig de
Mallorca, los más satisfechos consideran que han devuelto a la
avenida una categoría perdida en los últimos tiempos.
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