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Amarillos, negros, verde aceituna, blancos... eran los vestidos que llevaban los niños y niñas que participaron en la tarde de ayer en la trobada anual organizada por AIBA (Associació Illes Balears d'Adopcions) en el colegio Jaume I de Palma. Casi doscientas personas, entre grandes y pequeños, se dieron cita en este lugar para disfrutar de una tarde particular. AIBA contó ayer con el apoyo de Josefina Sintes, consellera de Benestar Social del CIM, y del alcalde Fageda, que, además de mostrar públicamente su voluntad de colaborar con esta asociación, departieron con los numerosos padres y niños que participaban en la fiesta.

Globos de todos los colores, dispuestos en el lugar más estratégico para que los pequeños los pincharan a la más mínima ocasión, juegos infantiles, canciones y un refresco en el que colaboraron las familias y en el que no faltaron los «alimentos» infantiles tipo nubes y gominolas, enmarcaron una tarde diferente. Según comentó Ramon Rotger, presidente de AIBA, el objetivo de la trobada no es sólo el de encuentro de padres y niños adoptantes, sino también dar información a otras personas que están interesadas en adoptar.

AIBA cuenta, entre sus finalidades, la de «acabar con el dicho de que es difícil adoptar y también acabar con las mafias», mafias que han dañado considerablemente algunos procesos de adopción. Josefina Sintes aseguró que «en las últimas semanas estoy muy sensibilizada con el tema de la adopción, puesto que he viajado a Rusia con un grupo de padres y he vivido de cerca las dificultades e incluso traumas que les supone todo el proceso».

La asociación que preside Rotger, que se define como libre, no sectaria y abierta a todos, tiene como objetivos que todas las adopciones sean «legales y transparentes»; que la adopción no sea «buscar un niño a unos padres; sino unos padres a un niños»; «que el informe de idoneidad sea la columna vertebral de todo proceso adoptivo» y «que no exista ánimo de lucro en cualquier proceso de adopción». Muchos de los niños que ayer estaban presentes en la fiesta, y cuyas edades iban de los pocos meses a los diez u once años, han tenido la suerte, al fin, de encontrar una familia en Mallorca que les adora. Y todo ello con un proceso de adopción totalmente claro, legal y gratuito.