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«Las posibilidades de que la fiebre aftosa llegue a la Península y a las Illes Balears son casi nulas, aunque no hay que bajar la guardia en las medidas preventivas». Esta fue una de las afirmaciones que realizó el profesor titular de Sanitat Animal de la Facultad Veterinària de la Universitat Autònoma de Barcelona, Jordi Casal, durante la conferencia que ofreció ayer en Calvià. El acto, celebrado bajo el título de «Fiebre aftosa. Situación actual», está enmarcado dentro de las jornadas técnicas de la II Fira d'oví i capri de la localidad mallorquina y fue organizado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Balears.

Durante la conferencia, el experto aseguró que, en su opinión, las medidas de control que han puesto en marcha tanto las autoridades comunitarias como las estatales «son suficientes» para impedir la entrada de fiebre aftosa en España aunque recomendó «no bajar la guardia» especialmente en lo que se refiere a las partidas de animales importadas de otros países. Salas apuntó que el riesgo de infección era mucho mayor cuando se desconocía su existencia, «por eso pasó a Francia», que ahora que se tiene conocimiento de los diferentes focos.

Respecto a la desinfección de los turistas, el profesor universitario la calificó como «medida poco eficaz» aunque reconoció que, a efectos prácticos, reduce los riesgos. Salas también apuntó, en este sentido, que es más recomendable para los visitantes y turistas provenientes de Gran Bretaña que para los de Alemania ya que en este último país sólo se ha detectado un foco, y está bastante localizado, mientras que en el Reino Unido hay «multitud de focos reconocidos». Durante su intervención el experto justificó la «rápida» expansión de la enfermedad en Inglaterra «por la tardanza en su detección», demora que facilitó que se extendiera rápidamente por todo el territorio y que dificulta su erradicación actual.

Salas recordó que esta enfermedad es conocida desde hace siglos y que los casos están teniendo tanta cobertura informativa porque los consumidores «están sensibilizados por la aparición anterior de otras enfermedades animales que, al contrario de la aftosa, si son transmisibles al ser humano». Asimismo el catedrático justificó los sacrificios masivos que se están llevando a cabo por las «enormes pérdidas económicas que puede suponer la muerte de la cabaña animal susceptible de ser afectada».