HLA-G es una molécula para la tolerancia, que permite que los fetos
no sean rechazados por la madre, descubierta en el año 1990 por los
profesores Edgardo D. Carosella y Jean Dausset. Todo un
descubrimiento para dar respuesta a una pregunta que ayer planteó
el conferenciante Edgardo D. Carosella. ¿Por qué la madre no
destruye a su hijo durante la gestación teniendo en cuenta que la
mitad de su capital genético pertenece a una tercera persona (el
padre) y, en cambio, si se trasplantara un tejido o un órgano del
recién nacido a la madre, sería inmediatamente eliminado por el
sistema inmunológico (actividad citotóxica de las células 'natural
killers' o células asesinas naturales)?
La respuesta a esta situación a la que no prestamos atención por
su normalidad tiene abiertas unas puertas esperanzadoras a los
trasplantes y también en el tratamiento del cáncer (para evitar las
metástasis que en este caso desencadenaría HLA-G). La «responsable»
de ello es la molécula HLA-G y el «responsable» de este
descubrimiento es el investigador francés Edgardo D. Carosella que
ayer ofreció, invitado por el Club Ultima Hora, la
conferencia titulada «HLA-G: Nueve meses de tolerancia entre la
madre y el hijo». El acto fue presentado por el doctor Matías Tomás
en ausencia del presidente de la Real Academia de Medicina de las
Illes Balears, José María Rodríguez Tejerina, quien no pudo asistir
por enfermedad.
Tal y como señaló el miembro de la Academia de Ciencias de
Francia y director de investigaciones y jefe del servicio de
investigación de Hemato-Inmunología CEA del Hospital Saint Louis de
París, en la superficie de las células existen unos antígenos que
permiten el trasplante o el rechazo de tejidos y órganos (como
ocurre en el caso de la sangre con el RH). Son los HLA y existen
diversos géneros que van del A al G. Unos antígenos que se
encuentran en todas las células del organismo a excepción de las
células del tejido placentario, dónde en cambio sí se encuentra
HLA-G.
«Esa diferenciación (presencia exclusiva en la placenta) nos
hizo pensar que tenía una labor diferente al resto de antígenos.
Nos preguntamos cuál era la función de HLA-G y empezamos a
investigar», dijo Carosella. Así, se estudió la actividad
citotóxica de las células (actividad destructora que tiene una
célula frente a otra) y se vió que pese a que la molécula HLA-G no
tiene «carta de identidad» no es destruida por las 'natural
killers' (células asesinas naturales)». La razón, explicó el
investigador, es que inhiben esa actividad destructora. De esta
forma el sistema inmunológico humano, y gracias a la presencia de
HLA-G (se expresa desde el primer día de la fecundación), impide
que la mujer rechace al feto. La investigación realizada primero
«in vitro» se extendió después a las interrupciones voluntarias del
embarazo. Los resultados fueron los mismos.
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