Las asociaciones empresariales y vecinales de la Platja de Palma
han dado un voto de confianza al Ajuntament de Palma para que
erradique la contaminación acústica en la zona durante este verano
aplicando la normativa vigente, «queremos que se actúe con la misma
diligencia que el Ajuntament hizo gala en septiembre del pasado
año, desde este fin de semana, fecha de inicio de la temporada de
verano 2001», indicaban ayer en conferencia de prensa el presidente
de la Asociación de Salas de Fiestas, Pedro Vidal, y el
vicepresidente de la patronal hotelera de la zona, Jorge Cabrer.
Estas patronales turísticas, junto a la de Restauración,
Afedeco, Asocavi y las asociaciones de vecinos de Las Maravillas y
Son Sunyer, mantuvieron este miércoles en Cort una reunión con el
alcalde Joan Fageda y la teniente de alcalde de Sanidad y
presidenta de EMAYA, María Crespo, «en el transcurso de la misma
expresamos nuestra preocupación por la amenaza de problemas
medioambientales y de mala imagen. Unicamente les pedimos que
mantuvieran el tipo como lo hicieron a finales del pasado verano y
que cuentan con nuestro total apoyo para que se cumpla a rajatabla
la normativa vigente en cuanto a horarios nocturnos y control
medioambiental acústicos», puntualizó Vidal y la presidente de la
Asociación de Vecinos de Las Maravillas, Joana Femenías.
Cabrer apuntó que los hoteleros «no queremos ser directores de
clientes borrachos, para ello hay que trabajar mucho en todos los
aspectos, pero el primero de ellos es erradicar la contaminación
acústica, ya que ello se traducirá en una mejora de calidad
ambiental y disminución de la inseguridad ciudadana».
Un estudio presentado por la Asociación Hotelera de la Platja de
Palma en julio de 2000, determinaba que el ruido en esta zona llega
a alcanzar niveles de 85 decibelios (dBA), un valor 48 veces
superior al recomendado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS). En las mediciones realizadas en algunas de las zonas con
mayor concentración de bares, cafeterías y de los denominados
«biergarden», como las conocidas «calle de la cerveza» o «calle del
jamón», o en los balnearios 5 y 6 se obtienen unos «resultados que
sin ninguna duda muestran que no se cumple la normativa vigente y
que se sobrepasan los límites máximos de exposición al ruido
recomendados por la OMS».
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