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Medio centenar de alumnas del Estudio de Danza Ana Guevara festejaron el primer aniversario del centro con espectaculares bailes orientales. Una fiesta de fin de curso en la que las alumnas recibieron el bautismo de flores y el aplauso de los asistentes que llenaron el aforo del gimnasio. A lo largo de este primer año, la profesora Helwa ha enseñado a mujeres de diferentes edades los secretos de danzas orientales que datan de hace 5.000 años, cuando las ejecutaban las sacerdotisas del antiguo Egipto.

Con un atuendo lleno de exotismo y marcando perfectamente los movimientos del vientre, las alumnas de los diferentes cursos dejaron al ferviente público con la boca abierta con el baile de los siete velos. Una danza tan explosiva, sensual y sugerente que hace las delicias tanto de quienes bailan como de quienes observan. Leena es una mujer finlandesa que a sus 60 años se mueve con armonía y delicados movimientos de cadera muy femeninos. La edad es lo de menos, ya que es una danza que tanto mujeres mayores, jóvenes o niñas pueden disfrutar de bailar.

La fiesta contó con todo tipo de detalles, desde actuaciones a la luz de las velas, música relajante y oriental que se introducía en el interior del cuerpo, hasta inspirar a las más exigentes bailarinas con velos, faldas con flecos, vientre al desnudo y pies descalzos. El púlico disfrutó y, finalmente, todas las mujeres que participaron fueron felicitadas por familiares, amigos, novios, madres, etc., que acudieron ávidos de contemplar la danza de los siete velos. La profesora Helwa recomienda este baile porque sirve como ejercicio físico y proporciona un bienestar en el cuerpo, alimentar poco a poco la flexibilidad o aliviar el estreñimiento intestinal, además de conseguir una mayor autoestima y relajación, tanto física como mental. En fin, una danza que bailaron las mujeres hace miles de años y que se conserva intacta en el siglo XXI.