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El próximo 7 de julio de 2001 se celebrará en Palma, parroquia de San Nicolás, la primera boda ortodoxa. Se casan un mallorquín, Gregorio Barceló y la rusa de San Petersburgo, Natalia, profesora de inglés para más señas, quien un buen día llegó a Mallorca, de vacaciones, conoció a Gregorio y se enamoraron. Los casará Makariy, Archimandrita dentro del rito ortodoxo, quien cada domingo suele reunir en la cripta de la iglesia de Sant Sebastiá a numerosos rusos, serbios, búlgaros, bielorrusos, ucranianos y rumanos, que viven en la isla. Como ya hemos contado en otras ocasiones Makariy, nació como Joan Rosselló, en Mallorca, en Sant Jordi. Pero de ello hace años, y desde entonces a hoy han ocurrido muchas cosas en la vida de nuestro paisano, entre otras, que ya no se llama así, que es pastor de almas y, para los inmigrantes procedentes de lo que fuera Telón de Acero, su ángel de la guarda, junto con la guapa Julia.

"¿Por qué en San Nicolás?- preguntamos a los novios
"Porque como van a ser muchos los invitados que asistirán a la boda, aquí no cabemos. Por eso nos hemos tenido que ir a otra iglesia mayor.

"¿Tiene que ver la boda ortodoxa con la católica?
"Son distintas -explica el Archimandrita-. En el rito romano la boda está incluida en la misa; nosotros la celebramos independientemente a ella, siendo su duración de 45 minutos. Consta de dos partes, los esponsales y el rito del matrimonio.

"¿Qué significado tienen las coronas que se colocan sobre la cabeza de los novios?
"En un momento determinado de la ceremonia -sigue el Archimandrita-, los padrinos colocan sendas coronas sobre las cabezas de los novios, son las coronas del martirio.

"¿Martirio?
"Sí, ya que al casarte, renuncias a ti y te pones al servicio de tu pareja.

"¿Son los hijos el fin del matrimonio?
"No, en nuestro rito el matrimonio es el sacramento del amor. Ambos contrayentes ofrecen sus vidas. Si no hay hijos, no pasa nada.