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El catedrático de Història Contemporània de la Universitat de Barcelona (UB) Antoni Segura (Barcelona, 1952) participó la pasada semana en la Universitat d'Estiu Universitat de les Illes Balears (UIB) 2001, organizada conjuntamente con el Centre de Documentació Contemporània (CEDOC) y Sa Nostra. El curso se desarrolla bajo el epígrafe «El segle XX: balanç i reflexions». Segura es autor del libro «Más allá del Islam», publicado recientemente por Alianza Editorial. «Desde Europa suele tenerse una visión del Islam como algo compacto y homogéneo, pero es una visión reduccionista y equivocada, pues no es lo mismo hablar de la situación política y social de Indonesia, de Turquía o de Arabia Saudí», señaló.

Respecto a los procesos democratizadores que se están viviendo en Argelia, Túnez y Marruecos, Segura se mostró escéptico en lo referente a los dos primeros, al considerar que se encuentran bloqueados, y se mostró más optimista con los cambios que se han producido en Marruecos desde que accedió al trono el rey Mohamed VI. «Las perspectivas en este país son buenas», añadió. En cuanto al plan de paz para el Sáhara, que incluye un referéndum de autodeterminación para decidir sobre su futuro, Segura se mostró favorable al mismo y señaló que «cuanto más tiempo tarde en realizarse mayores beneficios obtendrá Marruecos», dijo. Segura considera que la mayoría de países de la zona pueden llegar a ser, en un futuro, democracias plenas, «no hay nada que, a priori, lo impida. Tan sólo dependerá de las condiciones económicas», añadió.

Segura también valoró los pros y contras con los que se encuentran quienes deciden ir a trabajar y a vivir a Europa. «La emigración es un elemento disolvente de la sociedad tradicional. Cuando un emigrante regresa a casa, por muy mal que lo haya pasado fuera, vuelve como un triunfador y cuenta cómo se vive lejos de su país», indicó. Para el catedrático de la Universitat de Barcelona, el turismo y las inversiones europeas contribuyen a que sea aún más difícil mantener la tradición.

Segura no cree que haya choque de civilizaciones, como señalan algunos estudiosos. «A menudo hablamos de choque cultural, pero el choque fundamental es el socio-económico. En Marbella nadie habla de choque cultural», prosiguió, para concluir: «El problema surge cuando el inmigrante va a barrios previamente degradados como el Raval, en Barcelona. Entonces, de forma autodefensiva, se refugia en sus propios valores y la integración es más difícil».