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La Agrupació Esportiva «Voltors» ha organizado el XVII Cursillo de Iniciación a la Espeleología que ha contado este año con la asistencia de 12 alumnos dispuestos a practicar este deporte tan singular, fascinante y arriesgado. El curso comprende actividades teóricas -geología, topografía, primeros auxilios, etc- y prácticas, que inician al futuro espeleólogo en el aprendizaje de técnicas de maniobra con los aparatos de seguridad -anclajes, cuerdas, remontadores-, que más adelante necesitará manejar en las cavidades.

Las paredes de piedra de S'Estret cercanas a Valldemossa, fueron el lugar elegido para que los alumnos realizaran sus primeras prácticas en exteriores. Pasaron un poco de miedo al principio pero pronto aprendieron a escalar y a descender utilizando correctamente el equipo. Después llegó la primera cueva y las impresiones que causó en los cursillistas se resumen con estas palabras: «alucinante, preciosa, maravillosa...»

«Una rampita de nada y estamos adentro», animaba Toni Croix desde la estrecha boca de la cueva de Cal Pesso, abierta hacia el Port de Pollença a media altura de sa Talaia Vella. Segundos más tarde el monitor de «Voltors», con la llama de carburo encendida sobre la visera de su casco protector y el petate al hombro, desaparecía por entero e iniciaba el camino hacia las entrañas de la tierra. El interior es angosto y húmedo. El suelo está cubierto por barro fino y arcilloso que impide apoyar los piés y las manos con seguridad.

Hay que arrastrarse un poco para llegar a la zona donde el espacio se amplía y empiezan a «crecerle» estalactitas y estalagmitas. La «rampita de nada» mide siete metros de altura y prácticamente roza la verticalidad. Son necesarios la cuerda y el stop para descender. Después llegan las «gateras», algunas de varios metros de longitud, por las que hay que arrastrarse completamente tumbados sobre el barro. Levantar la cabeza supone golpear el casco contra el techo y constatar que sobre ella descansan miles de toneladas de montaña. Mejor no pensar y seguir adelante para disfrutar de lo que lleva una eternidad esperándonos. l T. Pascual