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A mediodía de ayer, cuando el sol más apretaba, los/las modelos que por la noche desfilarían en la «Passarel·la Illes Balears 2001», ensayaban en la plaza de toros de Palma. Estoicamente, tanto ellas como ellos aguantaron la alta temperatura, que a medida que avanzaba la mañana se iba haciendo mayor. Desde la grada próxima, Antonio Fontaneda, de negro y sin sudar, con unos catálogos de su libro en la mano, no perdía detalle de cuanto acontecía sobre la larga pasarela, en la que los obreros ultimaban el escenario. Tan sólo una vez tomó la palabra. Fue para advertir a los coreógrafos de que «no quiero ningún tipo de coreografía, pues, aparte de que no es mi estilo, esto no es Televisión Española. Quiero un desfile tal cual, en el que las modelos y los modelos caminen a su aire mostrando las prendas, que es lo que realmente quiere el público».

Fontaneda dispone para invertir en pasarelas a lo largo y ancho de la geografía hispana 250 millones de pesetas, de los cuales ha destinado 15 para la de Palma. Y no cuenta con ningún tipo de ayuda. «Supongo que no los recuperaré "nos decía", pero tengo muy claro que si aquí pierdo, en otros sitios seguro que ganaré». Cuenta que ha invitado a autoridades tanto municipales como autonómicas. Pero lo que no tenía muy claro es si éstas iban a acudir por la noche. «Creo que el cartel es bueno, tanto por los cantantes y grupos que van a actuar esta noche, todos muy de moda en España, como por la gente que traigo y, sobre todo, porque un grupo de diseñadores de la Isla tendrán ocasión de mostrar sus prendas a sus paisanos. Todo eso a un precio que creo que está tirado, mil quinientas la más barata. Nada, comparado con lo que se está cobrando por ahí. Pero que resulte un éxito no depende de mí, sino del público».