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Una resguardada y pequeña playa, unos pocos hoteles, apartamentos, restaurantes, tiendas de souvenirs y un paseo marítimo, esto es Cala Bona. Aunque sea la estampa de toda zona turística, su menudeza y la tranquilidad que todavía presenta hacen que no pierda el encanto de la típica playa mallorquina.

Cala Bona es una pequeña área residencial situada a unos 2 kilómetros de Son Servera. Aunque su pequeñez sea la característica que la describa con más claridad, a esta cala no le falta de nada: una zona portuaria que está situada a un extremo. A partir de ésta y en forma de paseo a las orillas del Mediterráneo, se encuentran una serie de restaurantes con todo tipo de carnes y pescados, una pizzería y unos bares.

Quién no ha soñado alguna vez con una romántica cena a la luz de la luna con el mar de fondo. Después de esta espléndida área encontramos la playa. Tumbonas y sombrillas cubren, como es habitual, su arena. Una cala que, aunque esté invadida por un par de hoteles, no pierde la belleza de la que estuvo dotada una vez virgen.