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El conseller d'Obres Públiques, Habitatge i Transports del Govern, Josep Antoni Ferrer, y el alcalde de Palma, Joan Fageda, firmaron ayer un convenio de colaboración para el realojo de los habitantes del Patronat Alberg Son Riera, conocido popularmente como Son Banya. Dicho realojo se llevará a cabo en viviendas de protección oficial de régimen especial, de nueva construcción o del mercado secundario. El objetivo del acuerdo es conseguir la desocupación del poblado de Son Banya y la recuperación del suelo para futuros usos. También asistió al acto el regidor de Acció Social, Antoni Nadal.

«Quiero destacar que con este convenio las dos instituciones unimos esfuerzos para lograr, en unos dos años, resolver la problemática social, cultural y urbanística de Son Banya», dijo Fageda, y añadió: «Nuesto objetivo es conseguir la erradicación de dicho poblado en 2003 y este convenio es un instrumento que permitirá su consecución». El proyecto, que cuenta con un presupuesto de unos 600 millones de pesetas, será cofinanciado por el Govern y Cort, si bien se espera conseguir que el Ministerio de Fomento aporte un 20% del total.

«El acuerdo de reinserción que hemos firmado afecta a unas cincuenta familias. Con ellas se están manteniendo diversas reuniones para buscar soluciones a sus necesidades y poderles facilitar su integración social», concluyó. Por su parte, el conseller Ferrer destacó que «la gente incluida en el programa no tiene nada que ver con ningún tipo de actividad que no sea legal», dijo, y añadió: «La mayoría de familias de Son Banya vive de su trabajo en los mercados y mercadillos». «Es bueno que desaparezca el poblado, porque en una ciudad puntera como Palma no era normal que hubiese una zona de chabolismo», prosiguió, para concluir: «Este convenio es bueno y será un logro para todos».

Por último, Nadal recordó que, en los últimos meses, se habían realojado ya unas veinte familias, e indicó que la nueva fase de realojo prevista en el nuevo convenio empezará en unos dos meses. «Hay varios grupos, establecidos en función de la problemática de cada familia. Hay una serie de ellas que, posiblemente, tengan una salida relativamente fácil. Cada salida implica el derribo de la chabola en la que se vivía», dijo.