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Verónica de la Aurora, Lucía de Fátima y María Inmaculada ya son clarisas capuchinas. Ayer realizaron su profesión solemne en el transcurso de una ceremonia litúrgica que presidió el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda. La iglesia del monasterio de clarisas capuchinas de Palma resultó del todo insuficiente para acoger a los fieles y amigos de las tres jóvenes kenyatas. En la plaza adyacente otras personas siguieron la profesión a través de dos pantallas de televisión.

Al acto acudieron como invitados la delegada del Gobierno, Catalina Cirer; el concejal de Acció Social, Toni Nadal, y el presidente de la Fundación la Caixa, José Francisco Conrado. El obispo presidió la misa solemne asistido por una veintena de sacerdotes de la Diócesis, y en la misma intervino la Coral de Bunyola y la agrupación de bailes mallorquines de esta misma localidad que danzaron en el ofertorio.

Las jóvenes fueron presentadas ante el obispo por la maestra de júnioras, Ana María Mateu, y después de la homilía el prelado les formuló las preguntas propias de su consagración, respondiendo afirmativamente a observar los votos de castidad, obediencia, austeridad y servicio al pueblo de Dios, entre otras, colocándoles después una corona de flores blancas.