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O.D. El coleccionable «Les Illes a la taula», que hoy se entrega junto con y Diari de Balears, se detiene en las variedades autóctonas de higos del archipiélago. En las Pitiüses se quieren mantener vivas las especies con más tradición, a pesar de que el número haya descendido.

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Unas de las higueras más particulares son las de Formentera, ya que tienen una característica peculiar porque están estalonades, es decir, apuntaladas con dos tipos de palos -estalons- que están en posición vertical y las perchas que van de puntal en puntal conformando un gran círculo. La parte superior de las higueras siempre se quema con el viento y una manera de evitarlo es dejar que las ramas inferiores crezcan apuntaladas para que el ganado no se las coma. Además, luego es más fácil coger los higos.

Todos los higos son comestibles, aunque algunos sirven para alimentar el ganado. En la pitiusa menor hay tres tipos de higueras básicamente: oriola, albucó y la rojal. Personas como Pep Mayans han replantado otras que antiguamente crecían «para que no se pierdan las especies autóctonas». En Eivissa aún quedan otras variedades, como el coll de dama, júlia, uriola, figaflor o verdal, aunque este cultivo decrece; antes había fincas como Cas Mallorquí, que tenía 370 higueras con 17 variedades.