Estas muñecas configuran por sí solas un universo apasionante y de innegable valor. Foto: P.BOTA.

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Uno de los juguetes del pasado que más atracción ejercen sobre las gentes de hoy son las muñecas. Algunos de estos fantásticos seres, que configuran por sí solos un universo apasionante y de innegable valor, se pueden contemplar en el primer museo de muñecas de la Isla, ubicado en la calle Palau Real, frente a la Seu de Palma.

La coleccionista Alicia García Germán, una apasionada por el mundo de las muñecas, era bastante reacia a exponer su colección, pero, debido a la voluminosidad de la misma, decidió mostrarla al público. Este tesoro artístico está compuesto por más de 400 muñecas de diferentes países y épocas. Las más antiguas son las figuras religiosas representadas en madera y otros materiales, que desencadenaron en las muñecas, objeto de los juegos infantiles. Poco a poco los materiales y la estructura fueron variando. Así pues, se pueden contemplar piezas de cera, con los ojos pintados o incrustados, de papel maché y de porcelana o biscuit, en la fabricación de las cabezas.

El museo consta de una vitrina destinada en su globalidad a una de las muñecas españolas más emblemáticas, la Mariquita Pérez. En ella se muestra su evolución, a partir de distintos modelos, desde su creación durante la postguerra hasta su desaparición, con motivo del cierre de la fábrica, en 1965. Incluso hay dos versiones creadas por la legendaria Eva Perón. Además, en breve se unirá a esta colección una versión actual de Mariquita, fabricada en Alicante, vestida con el traje regional mallorquín.

Las figuras de más prestigio son las de procedencia alemana y francesa, que constituyen la denominada Edad de Oro, que comprende desde 1870 hasta 1930 y que acoge muñecas de compleja elaboración, debido a su cuerpo articulado y a la realización de trajes bordados a mano. Todas ellas presentan el correspondiente sello de autenticidad que respalda su antigüedad.

Con las muñecas ha ocurrido lo que con otros tantos objetos amados en su momento y desplazados luego por el cambio progresivo de los estilos de vida. Las que hace pocos años eran amontonadas en el desván, son ahora perseguidas con verdadero ahínco. Este innovador museo de muñecas constituye un mundo apasionante, que proporciona la posibilidad a todos aquellos que, debido a su escaso poder adquisitivo, no pudieron disfrutar de estos juguetes, que llevan escrito en sus pupilas el paso de los años.