Los responsables de la Cooperativa Sant Bartomeu de Sóller han
puesto en marcha una serie de iniciativas para diversificar las
salidas que tiene en el mercado la producción de naranjas y
limones. Este cultivo tan arraigado en el valle protagoniza, hoy,
un nuevo fascículo del coleccionable «Les Illes a la taula», que se
entrega junto con los periódicos y
«Diari de Balears». La campaña de la naranja de Sóller acaba de
empezar con buenas perspectivas, gracias a los óptimos resultados
obtenidos en 2001, durante el cual se obtuvieron un millón de kilos
de naranjas y limones.
Ultima HoraLas iniciativas para obtener mayor rentabilidad de la producción
de cítricos y canalizar los excedentes se enfocan, básicamente, a
la elaboración de derivados. Así, los socios de la cooperativa de
Sóller, que aglutina a 260 agricultores, y productores de Mallorca
en general, han acogido bien la iniciativa de la empresa Miret, que
compró el excedente de naranjas a un precio que rondó las 39
pesetas el kilo, para preparar zumos naturales bajo la firma Ca'n
Puig-suc de taronja. «El año pasado fue la primera experiencia y
los payeses no podemos dar la espalda a esta iniciativa, que no es
suficiente pero es mucho mejor que lo que ocurría años atrás,
cuando los precios caían por los suelos por el excedente de
producción», señala Pep Oliver, gerente de la Cooperativa Sant
Bartomeu.
Por otro lado, también se ha alcanzado un convenio con El Corte
Inglés, que en breve inaugurará en sus centros comerciales de Palma
un puesto para elaborar zumos naturales de naranja. Otra de las
acciones enfocadas a esta diversificación del producto es la
elaboración de confituras de naranja y limón, con frutas de los
socios de la cooperativa, que posteriormente las comercializa;
actualmente, el proceso de elaboración y envasado de las
confiturasse realiza en la empresa Vefruit, en el polígono de
Consell.
Pep Oliver señala que la peculiaridad de los minifundios de
huertos de naranjos y olivares que conforman el valle de Sóller
acarrea un mayor coste de producción que en otras zonas de la Isla,
como el Pla. «Además de los problemas que atraviesa el campo balear
en general, en el valle contamos con una serie de circunstancias
que, de no paliarse, impiden que podamos ser competitivos: son
minifundios imposibles de unificar; no podemos contratar mano de
obra barata, como son los inmigrantes en otros municipios
agrícolas, porque son fincas pequeñas y la recogida se hace en unos
días; y los payeses han envejecido y no tenemos jóvenes
preparados».
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