El nuevo edificio de sa Gerreria ha concentrado gran parte de la actividad judicial de Palma.

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«La saturación existente en las distintas juridicciones de Balears me obliga a convocar una junta de jueces», explicó ayer a Ultima Hora el juez decano, Pere Barceló. El colapso en los tribunales será el primer tema del orden del día, pero no el único, ya que los jueces abordarán otras cuestiones de actualidad. La lentitud de la Justicia en las Islas no es un tema que pille de sorpresa a magistrados, fiscales, abogados, funcionarios y ciudadanos. Más de 20.000 casos esperan ser resueltos. Precisamente, usuarios descontentos con la lentitud de los juzgados en la resolución de las causas se han dirigido en varias ocasiones al Defensor del Pueblo para denunciar esa situación. Las quejas corresponden a la jurisdicción penal, civil (por retrasos en la fases de declaración y ejecutiva) y contencioso administrativa.

El elevado número de pleitos y la saturación de casos pendientes que arrastran los juzgados ha sido atribuido por el juez decano, Pere Barceló, al exceso de trabajo y a la acumulación de sentencias en los juzgados: «En ningún caso, el origen de esa acumulación de asuntos puede atribuirse a la inactividad de los jueces». «Los jueces trabajan mucho; además hay que tener en cuenta algo importante, como son las sentencias muy complicadas, donde el juez necesita varios días para resolverlas», apunta Barceló.

Con respecto a la gran cantidad de casos que se acumulan en los juzgados, algunos abogados consideran que en todos los territorios donde hay un buen nivel económico, «por supuesto, hay más número de impagados, de quiebras, y problemas de carácter económico; además, en el caso de Balears hay siempre un mayor índice de delincuencia concentrada en sus zonas turísticas», señalaron. El sector de la Justicia en Balears señala que la estadística de casos pendientes y resueltos revela carencia de medios materiales y humanos igual que en el resto del Estado.

La creación de nuevos juzgados y, sobre todo, el nuevo edificio de sa Gerreria tenían que reducir, en principio, los atascos en los tribunales, pero por ahora no es así. Además, se intentó especializar a los magistrados y personal administrativo en determinadas aéreas delictivas. En ese contexto, se creó una oficina de investigación patrimonial y solvencia de personas y empresas incursas en causas judiciales que pueden tener responsabilidad de índole civil.

Asimismo, la entrada en vigor de la Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC), en enero del pasado año, provocó algunas disfunciones en los funcionamientos de los juzgados. Antes, los procesos civiles, con alguna excepción, se desarrollaban básicamente por escrito, se incorporaban a la causa y el juez estudiaba los expedientes al momento de dictar sentencia. Con la LEC, los jueces deben estar presentes mientras se desarrolla el litigio. Todo ello exigió un cambio de mentalidad en los profesionales y cambios muy significativos en la forma de funcionar en los juzgados. Según las fuentes consultadas por este diario, la Ley de Enjuiciamiento Civil necesita «varios años de rodaje» para que supere las dificultades iniciales, especialmente de índole técnico, ya que implica el uso de vídeos, ordenadores y captadores de imagen y sonido, cuestiones a los que miembros de la judicatura no estaban acostumbrados.