Celestí Alomar, conseller de Turisme, admitió ayer estar preocupado
por los efectos que puede causar la prohibición de beber alcohol en
la calle en la llegada de visitantes a las islas. Esta preocupación
-surgida a raíz de la decisión del Gobierno de prohibir a corto
plazo el consumo de alcohol en la calle- la comparte Josep Oliver,
presidente de la CAEB, quien aplaudió que el Gobierno haya decidido
regular el consumo de alcohol en la vía pública, pero consideró que
no es positivo «prohibir» del todo este tipo de prácticas.
«Hay que hacer una distinción entre el uso y el abuso», recordó
el presidente de la patronal. «Regular sì; prohibir, no», añadió.
En la misma línea se manifestó Joan Caules, director general de
Joventut, quien aplaude la decisión del Gobierno de retrasar hasta
los 18 años la edad mínima para beber alcohol y las restricciones
de la venta, distribución y consumo de alcohol en menores, aunque
criticó la prohibición para su consumo. «Se puede solucionar el
problema de los vecinos que crea "el botellón", pero no el consumo
de alcohol. La ley que está preparando el Gobierno para eliminarlo
no va a resolver el problema porque los jóvenes se van a ir a beber
a otro sitio».
«No es la solución más efectiva -añade-. Si se toman medidas
policiales que no van acompañadas por medidas de sensibilización,
preventivas y alternativas de ocio para los jóvenes, no se va a
solucionar este problema», añade. Caules apuesta por crear en la
poblaciòn (padres e hijos) unos hábitos saludables. «La raíz del
problema es cultural y social. Se ha impuesto la cultura de la
embriaguez».
Caules afirma que «si se pone en marcha esta ley -que yo
discrepo en cuanto a la prohibición de beber en la calle- no se
puede generalizar, por ejemplo en la celebración de fiestas
populares», como es el caso de las Festes de Sant Joan. En este
sentido, Joana Català, teniente de alcalde de Cultura de
Ciutadella, afirmó que «no se pueden asociar las fiestas de Sant
Joan con el botellón. Vemos con buenos ojos las medidas que
impulsen un consumo moderado y cívico durante todo el año». Por su
parte, Joan Fageda, alcalde de Palma, consideró buena la propuesta
anunciada por el Gobierno, «ya que las medidas van en la misma
dirección del Govern. Es bueno unificar el criterio en todo el
Estado».
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