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X.M. El ajo y la cebolla se han convertido en un producto imprescindible en las cocinas mallorquinas. Desde tiempos remotos, la cultura mediterránea ha utilizado estas plantas como principal condimento para los platos más tradicionales. Hoy, junto con los periódicos y «Diari de Balears» encontrarán un nuevo fascículo de «Les Illes a la taula». Un coleccionable que, semana tras semana, recoge la historia de los diferentes productos típicos de las Illes Balears. El ajo, planta que pertenece a la familia de las liliáceas, es un cultivo de temporada y que puede conservarse durante todo el año, tanto en garbes como en trenzas.

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La planta suele sembrarse durante los meses de diciembre o principios de enero, del 20 de diciembre al 17 de enero y, según la tradición, se recogerán a finales de junio. Por otra parte, la cultura popular de los campesinos afirma que los ajos sembrados el día 25 de enero y recogidos el 24 de junio serán, además, medicinales. Los ajos mallorquines presentan unas características muy particulares, son más pequeños que los de la Península, con un olor más fuerte y un sabor más picante que las ajas. Ariany, Vilafranca o Sant Joan son algunas de las poblaciones mallorquinas que más cultivan este producto, ya que son tierras de secano y el ajo no necesita ser regado.

Por otra parte, la cebolla, planta hortense de la misma familia que los ajos, es un cultivo más extenso en nuestra isla y puede sembrarse en cualquier época del año. Según Margalida Barceló, campesina de Vilafranca, «en nuestra comarca es más difícil cultivar cebollas ya que necesitan riego constante, y nosotros estamos escasos de agua». Como cada jueves, «Les Illes a la taula» les ofrecerá una nueva receta culinaria que tiene como principal ingrediente el producto presentado, esta semana: Sopa de cebolla.