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Esta bella Imagen de Ayer es un testimonio de cómo era esta hermosa zona de Calviá y de cómo ha evolucionado. Tras ella hay toda una historia, nuestra historia. Eran años en que la «gent de Ciutat» edificaba en aquellos solares su segunda residencia, mientras la gallina de los huevos de oro de nuestra economía, el turismo, comenzaba a despuntar. Eran muchos los palmesanos que se acercaban a estas playas, en tranvía hasta el año 1958 o en autobús, después. Lánguido era el tráfico rodado y hermoso el paseo hasta cualquier enclave de aquellas costas.

Las aguas eran límpidas y nítidas, el aroma de los pinos de alepo se esparcía por doquier y el «fonoll marí» crecía a sus pies. Los miradores, como el que ocupa el primer plano de esta imagen, eran la tentación de cualquier visitante que quería atrapar en papel fotográfico la placidez de nuestras aguas y nuestras calas, como recuerdo de su estancia en la Isla «de la calma». Para muchos mallorquines, admirar desde una embarcación, en plena mar, el aspecto de la rala, provocaba estupor por los cambios inminentes, aunque de moemento no catastróficos.

Erwin Hubert se recreó en este paisaje y son hoy muchas las personas que admiran las postales de la obra de Hubert entre sus manos, dejando volar la imaginación y fantaseando sobre lo que el viento del tiempo se llevó. Con prisa y sin pausas, los establecimientos hoteleros comenzaron a levantarse donde antes tan solo había pinos y hojarasca. La estampa bucólica de los paseos por la zona quedó en el recuerdo. Intenten recoger con su cámara fotográfica una imagen de la zona, desde el punto exacto donde Planas Montanyá se situó para recoger esta Imagen de Ayer, y si pueden llegar al mismo enclave sin tropezar con hormigón, darán de bruces con una cruda realidad que nuestro «Y tanmateix...» aracterístico y nuestro espíritu fenicio se han encargado de llevar a término.