El colegio La Purísima de Palma ha sido el centro escogido para llevar a cabo este proyecto piloto. Foto: S. Amengual

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El futuro de nuestros pequeños comienza en su formación. Y su conciencia social, humana y medioambiental no sólo se lleva a cabo en los centros educativos. Con este propósito el Consell Insular de Mallorca inauguró ayer una interesante iniciativa para educar a niños de entre ocho y doce años en el respeto a la naturaleza. El colegio La Purísima de Palma, que cuenta con alumnos sordos y está igualmente concienciado en la integración de este colectivo, ha sido el centro escogido para llevar a cabo un proyecto piloto que pretende educar a los escolares de Mallorca en la necesidad del reciclaje.

Para ello, 36 alumnos del centro, cinco de ellos sordos, vivieron ayer una jornada entre festiva y educativa en la que visitaron la planta de tratamiento de residuos de Son Reus, el futuro Parque Tecnológico Ambiental, así como la finca Can Canut, dentro de la oferta educativa del programa Mallorca Recicla i Tirme, denominado 'Pròxima estació: Parc de Tecnologies Ambientals'. En una completísima visita, los alumnos pudieron disfrutar de un paseo en el tren de Sóller, por cortesía de Serveis Ferroviaris de Mallorca, que cedió uno de sus vagones. Acompañados por técnicos de l'Institut d'Estudis Ecològics (Inese), voluntarios medioambientales y el conseller de Medi Ambient del CIM, Miquel Àngel Borràs, los 36 alumnos visitaron las modernas instalaciones de Son Reus, donde disfrutaron con las explicaciones y con una suculenta merienda, así como la finca de Can Canut.

Durante la visita, que se cerró con el regreso en autobús, los pequeños escucharon con más ilusión que atención las explicaciones de los técnicos de cada uno de los centros y vieron cómo los residuos recogidos en Palma pasan por todo el proceso de reciclaje. Damián, de once años, reconocía al final de la mañana que «de todo lo que he visto, Son Reus ha sido lo que más me ha gustado. Cuando las grúas cogían la basura para soltarla en el horno».

Pero los ojos y las manos de la alumna sorda Maribel expresaban mejor que ningún otro niño la ilusión del momento. «Me he concienciado mucho, sobre todo con el cambio que se ha producido en la sociedad con las basuras. Me he dado cuenta de que es un problema», concluía con la ayuda de Ana Rosa Abejón, intérprete del CIM. En este sentido, la jornada también fue especial para Abejón, que destacó que «ha sido una experiencia preciosa porque los niños sordos han disfrutado de lo lindo. Esta visita les ha dado una oportunidad de integración».