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CARMEN FELGUEROSO Cada mes de abril, cuando se abre el plazo para solicitar plaza escolar para los más pequeños, comienza para los padres un calvario que no acaba hasta junio, cuando se conocen las cifras definitivas de admitidos en los centros públicos y privados concertados. No todos consiguen plaza en el colegio deseado. Cuando llega el momento de la elección del colegio, cada padre aplica sus propios criterios. Por una parte, a la hora de valorar los pros y contras del colegio elegido, se escuchan respuestas como que «era el que me tocaba» o «por comodidad, me quedaba al lado de casa», como así han comentado Lorena Mirabolano(enseñanza pública) o Fernando Vidal (enseñanza privada).

En otros casos, los padres no manifiestan una razón especial para justificar la elección del colegio, simplemente es aqué en el que han conseguido plaza, como es el caso de Patricia Oteiza (enseñanza pública) o Pilar Alonso, que tan solo viene a la ciudad por tres años y considera bastante trastorno para los niños el cambiar de colegio ya una vez, por lo que se queda con el que le asignaron. Sin embargo otros padres, al opinar sobre por qué un colegio público y no privado para la educación de sus hijos, contestan: «Elemental, ha dicho la palabra mágica. Todo depende de la educación que se reciba tanto en casa como en el colegio, no tiene importancia que sea público o privado», así nos argumentó los motivos de la elección del colegio de sus hijos Juan Cantizano.

Joanna Prijda (enseñanza pública), a la hora de escoger el colegio, lo que ha tenido en cuenta es la cercanía, ya que como ella afirma, «aunque quieras uno u otro colegio, al final no hay plazas sufiecientes para toda la gente que lo solicita». Sin embargo, en un colegio privado concertado, las respuestas a la misma pregunta tienen otros matices totalmente distintos, y giran todas en torno al mismo eje: el tipo de educación que los niños reciben en estos colegios y las instalaciones de las que pueden disfrutar.