El viernes por la noche, seguramente alguien que anda por la vida equivocado, se dedicó, en plan de protesta, suponemos, a lanzar pintura roja contra el monumento del crucero «Baleares», de sa Feixina, lo cual se tradujo en que, mientras el monumento sigue ahí, usted y yo "y el que lanzó la pintura" pagamos la broma, pues un equipo de bomberos de Palma, ya que las escaleras de EMAYA no alcanzan a tan alto, se pasó media tarde del sábado limpiándolo... hasta la próxima, seguramente.
Bien. Estamos a favor de las reivindicaciones, siempre y cuando no se perjudique a terceros, verbigratia, a la ciudadanía. Lo digo porque hace una semana "días 24, 25, 26, 27 y 28 de mayo" con motivo de la cumbre de medio ambiente celebrada en Palma, alguien de la contracumbre dejó parte del centro de la ciudad hecho una pena, lleno de pintadas. O bien, para ser más exactos, 322 metros cuadrados de Palma quedaron bajo la pintura y el grafitti.
No vamos a protestar porque algunos de la contracumbre acamparan durante ese fin de semana en el Parc de la Mar, aunque supongo que si usted intenta hacer lo mismo no se lo permitirán. Y si no, haga la prueba. Lo que lamentamos es que ese alguien, aparte de dejar algunas paredes de Palma hechas una pena reivindicando un tema medioambiental, ha hecho que tengamos ahora que pagar la limpieza de las mismas, que ha ascendido a 8.128'08 euros.
Por cierto, que en el ránking de pintadas, el ministro de Medio Ambiente, Matas, se lleva la palma, seguido de la delegada de Gobierno y el alcalde Fageda. En cuanto a calles y plazas, las más pintadas fueron Sant Miquel, Oms, Plaça Major, Rambles, Sant Bartomeu, Santa Cèlia, Pas d'en Quint, Unió, Mare de Déu de la Salut, Can Tamoner, Sastre Roig, Son Canals, Cofradia de Sant Miquel, Sant Jaume, Plaça Convent de Santa Magdalena, Born, Porta de Santa Catalina, Vidrieria, Marquès del Palmer, Colom, Jaume II, Llorenç de Villalonga y ses Voltes.
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