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«Aquí se acaba la caza mayor; el tiempo me ha dado la razón». Así de contundente valoró ayer Jaume Matas la decisión del Tribunal Supremo de devolver el «caso Bitel» a la Audiencia Provincial. En declaraciones a este periódico, el ministro de Medio Ambiente mostró «la misma tranquilidad que el primer día sobre un tema en el que ya dije que era un montaje de los partidos del Pacte». «Sabía que este asunto acabaría así porque siempre he tenido la conciencia muy tranquila, pero ahora habría que pedir la opinión a Antich y a los que crearon este montaje con dinero público», acusó el presidente del PP tras conocer que no sería imputado por el Tribunal Supremo.

Matas sostiene que el Govern ha adoptado «una política desacertada para destruir al adversario» y aseveró que con la decisión del Tribunal Supremo «se ha acabado la caza mayor» y la instrucción en la Audiencia Provincial no tendrá ningún interés político para los partidos del Pacte. El presidente del Grup Parlamentari Popular, José María González Ortea, pidió a Francesc Antich y a Francesc Quetglas que dimitan «si tienen vergüenza torera». Para el presidente de los diputados del PP, el president del Govern se jugó en el caso Bitel «su credibilidad y el dinero de los ciudadanos».

Consideró además lamentable que un ejercicio «noble» como el de la política se estropee con actuaciones como las del president del Govern. Para González Ortea, la Conselleria de Presidència puso en marcha este asunto por órdenes de Antich y Francesc Quetglas hizo de «persona útil» a cambio de un premio: el de la Conselleria d'Obres Públiques del Govern. Ortea recalcó además la coincidencia de que «todo este cirio» se montara tres días después de que la izquierda sufriera la mayor derrota en unas elecciones generales.