Mateo Alemany, presidente del Real Mallorca, entrevistó ayer el
músico y compositor Tomeu Penya en el programa «Encadenats», de M7.
Penya se refirió a sus comienzos en la carrera musical, a las
dificultades para vivir como un profesional de la música, al éxito
de «Operación Triunfo» y a su defensa del mallorquín como lengua
propia en todos los escenarios donde ha actuado a lo largo de su
prolífica carrera.
«De pequeño me di cuenta que me resultaba fácil estudiar solfeo
y que me gustaba. En aquellos tiempos, principios de los años 60,
no era muy normal querer dedicarse a la música, pero tenía la
esperanza de ser músico profesional. Soy más músico que cantante»,
afirma. Presidente del Villareal y enamorado desde pequeño de la
música country, Penya lleva grabadas más de 300 canciones, la mayor
parte compuestas por él. «Es muy difícil decir cómo se hace una
canción. Es necesaria la inspiración, pero esto sólo es el punto de
partida, es muy complejo. Hay canciones que he tardado seis meses
en componer. Le das vueltas y vueltas y va saliendo todo. A veces
empiezo por la letra y otras por la melodía. Todavía no si es
primero lo uno o lo otro», añade.
Preguntado por sus actuaciones en Europa, señaló que «la
guitarra es un buen pasaporte para trabajar en un país», y que «en
el año 1980 ganaba mil pesetas cada día, lo cual era un dineral. En
Europa conocí a muchas extranjeras y siempre me enamoraba de
alguna». Tomeu Penya domina la música clásica, aunque siempre ha
sentido predilección por «la música vaquera. De pequeño soñaba con
hacer una orquesta, todos vestidos de country, cantando en
mallorquín».
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