La puesta en marcha de «deixalleries», recintos adaptados para la
recepción, selección y recogida de residuos peligrosos,
principalmente de origen doméstico, supondrá la desaparición y
superación de los actuales «puntos verdes», donde no se pueden
depositar residuos peligrosos y no existe control ni vigilancia.
También supondrá, al menos, la reducción de vertederos
incontrolados.
El pasado miércoles, la consellera de Medi Ambient, Margalida
Rosselló; el director general de Qualitat Ambiental, Nicolau
Barceló; y una amplia representación de consells, ayuntamientos,
mancomunidades, Universitat y otras instituciones de Balears
visitaron y comprobaron el funcionamiento de tres «deixalleries» de
Barcelona situadas en El Prat, Montcada y Sabadell. Esta última
recibe a 40.000 usuarios anuales.
En Catalunya funcionan 181 «deixalleries» y otras 36 están en
construcción. Para Balears, la Conselleria de Medi Ambient ha
previsto 38, 30 en Mallorca, 4 en Menorca y 4 en las Pitiüses, con
una inversión de 14'4 millones de euros que será propuesta para ser
financiada por la ecotasa. En Barcelona, la delegación balear pudo
observar que las «deixalleries» peermanecen abiertas prácticamente
toda la semana, siempre en horarios de mañana y tarde.
Allí, los ciudadanos particulares pueden dejar sus residuos,
especialmente los peligrosos (aceites minerales, pilas, baterías,
fluorescentes, tóners, disolventes, algunos medicamentos,
electrodomésticos, etc.) de manera absolutamente gratuita. También
pueden dejar residuos no peligrosos, pues hay contenedores para
ello. La descarga de residuos se hace en coche, dejando al vehículo
junto a la «bañera» correspondiente a cada tipo de material. Pese a
que el servicio es gratuito, se toman datos de los usuarios
(procedencia, peso de los residuos, etc.) para elaborar
estadísticas y evaluar mejor la actividad.
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