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PILAR RIPOLL Un análisis del estado de opinión del personal al servicio de la Administración autonómica presentado ayer por el sindicato CSIF muestra que los trabajadores públicos de las conselleries de Benestar Social y Treball son los más descontentos, con unos índices del 50% y 48%, respectivamente. Del global de departamentos, el 31% de los encuestados tiene un grado de satisfacción bajo o muy bajo y el 23% lo tiene muy alto. Dos de cada tres funcionarios (67%) creen que la Administración se ha convertido en una herramienta política y la mayor insatisfacción se produce en los trabajadores con más de 20 años de antigüedad. Los colectivos más descontentos son los laborales (34%) y los funcionarios (33%).

No obstante, el 75% del personal manifiesta que está a gusto en su lugar de trabajo, pero no porque haya podido progresar en de la carrera administrativa (57%), sino por sus compañeros, la atracción por el trabajo que realiza, la proximidad de su domicilio y la independencia de su ocupación. En el extremo contrario, la falta de motivación, de organización, medios y de interés y el exceso de presión política son los aspectos más negativos. Un 51% de los funcionarios cree que está mal pagado. Los sueldos oscilan entre los 2.000 y los 900 euros brutos.

El reparto de las encuestas se hizo más o menos proporcional al personal de cada conselleria, si bien la participación no ha sido siempre igual. Las conselleries que más han participado en el resultado de la encuesta son, por este orden, Treball i Formació, Agricultura i Pesca, Educació i Cultura, e Interior. Las encuestas contestadas pertenecen en un 54% a personal funcionario, un 23% a personal laboral y otro 23% a interinos.

Un 65% manifiesta que se siente integrado en la Administración autonómica. Entre los que sí se sienten integrados en la Administración, un 47% lo atribuye a que es la forma con la que se gana la vida o porque lleva en ella muchos años. Entre los que no se sienten integrados, un 53% afirma que se siente un número porque los funcionarios no cuentan para nada.