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una de las pocas clínicas de muñecas antiguas de Balears, pero jamás ha tenido ni una sola niña como cliente. Curiosamente, sus clientes son mayoritariamente mujeres jóvenes. Y eso tiene su explicación: cuando una niña rompe una de sus muñecas, no quiere una reparación, sino una muñeca nueva. Es cuando son adultas que las niñas acuden a Noemi en su clínica de la calle Santa Cruz 18 y llevan las muñecas de su madre o de sus abuelas para que queden restauradas y recuperadas. Son las mayores las que saben apreciar una muñeca antigua, no las niñas. Hay otro tipo de clientela: señores que traen las muñecas rotas de sus esposas. Y vienen sobre todo en las semanas antes de Navidad y Reyes. La muñeca recuperada será un regalo (muchas veces de sorpresa) para su esposa.

Las roturas y los deterioros de las muñecas que llegan a Noemi son de todo tipo, pero principalmente están en los ojos. Las niñas tienden a meter los dedos en los ojos de cristal de sus muñecas para ver hacia dónde van. El cabello es otro elemento que se deteriora muchísimo y los esmaltes, también. Los dedos son muy vulnerables y muchas muñecas los tienen rotos. Los elásticos casi siempre se gastan con el tiempo. Noemi, una argentina afincada en Mallorca desde hace 12 años, llegó a ser una experta en muñecas antiguas a través de su afición por las antigüedades. «Por regla general», dice Noemi, «cuando uno se dedica a las antigüedades, siempre aparece un punto que te gusta más, y a mí me gusta mucho el tema de las muñecas».

Noemi emplea la misma dedicación a la restauración de una muñeca que a un cuadro antiguo. «Yo tengo una forma de restauración muy especial, porque yo no utilizo materiales modernos. Restauro a la antigua usanza, intentando acercarme hacia el origen de la muñeca, de cómo fue hecha originalmente. Estudio al creador de la muñeca, porque generalmente las muñecas, sobre todo las de porcelana o las de cartón"piedra muy antiguas, tienen una identificación de quién las fabricó o quién las montó en su momento». «Intento llegar históricamente a este punto, ver los materiales que se utilizaron, porque para mí los que fabricaron las muñecas son como artistas, como escultores. Entonces es lo mismo que cuando uno estudia un cuadro: intentas llegar, o debes llegar, al pintor para entenderlo».

Andrés Valente