Son Sant Joan es uno de los principales clientes de GESA.

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Los clientes morosos adeudaban hasta el pasado 31 de diciembre 16'2 millones de euros (2.662 millones de pesetas) a la Compañía de Gas y Electricidad (GESA). De esa cantidad alrededor de 7'0 millones de euros correspondía a deudas contraídas por los clientes generales, 3'4 a ayuntamientos y el resto, a clientes «especiales» y organismos oficiales, según los datos que maneja la compañía. GESA logró reducir el pasado ejercicio en un 13'7% la deuda «histórica» que reclama en las Islas (de 18'8 millones de euros pasó a 16'2), pero pese a ello, ésta sigue siendo muy elevada. La compañía prevé cerrar el año 2002 con una facturación superior a los 360 millones euros (entre 56.000 y 58.000 millones de pesetas). GESA hizo hincapié, al presentar los datos de la reducción del volumen de la deuda, el «gran esfuerzo» realizado por la entidad durante el pasado año para lograr ese objetivo.

Para atacar la deuda, GESA se acogió al Real Decreto 1955/2000 que le faculta para proceder a cortar el suministro considerado «no esencial» después de 60 días del impago. La empresa procede a avisar al usuario de la situación de morosidad en la que ha incurrido el cliente cuando el importe del recibo no ha sido satisfecho entre los 60 y 65 días posteriores a la presentación de la factura. Se abre, entonces, un proceso que culmina con la retirada del contador, si el usuario no ha saldado su deuda. También, actúan los servicios jurídicos de la compañía en los casos en que se plantea un posible pleito dada la importancia de la deuda. GESA intenta alcanzar acuerdos extrajudiciales con sus clientes morosos para no «tensar» la cuerda y evitar los tribunales, estrategia que apoya de forma decidida el equipo que preside Bartomeu Reus. GESA ha emprendido importantes inversiones para asegurar el servicio eléctrico, especialmente crítico en pleno verano, cuando la demanda alcanza sus cotas más elevadas. Los ingresos de GESA en Balears han experimentado un descenso desde el mes de julio 2001, tras la incorporación de 350 empresas de las Islas a las listas de «clientes cualificados» (cuyo consumo anual alcanza el millón de kilowatios por hora), entre ellos, el aeropuerto de Palma.

Los ingentes esfuerzos para reducir la bolsa de morosidad por parte de GESA le ha hecho caer, en ocasiones, en situaciones absurdas. Hace tres años GESA-Gas S.A. envió una circular a un usuario en la que le anunciaba que la empresa «se ve obligada a suspender el suministro de gas al no haber satisfecho el importe del recibo que nos adeuda, el cual asciende a 20 pesetas». GESA, asimismo, comunicaba al abonado que «con el fin de evitar que sufra de inmediato las molestias de dicha suspensión de suministro, se le concede un último plazo improrrogable de 48 horas para efectuar el pago del importe de referencia personándose en nuestras oficinas». La compañía atribuyó ese error a un fallo informático.