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Muy cerca ya de Portocristo, o el Port de Manacor, y a través de una calle arbolada que finaliza en una rotonda panorámica, encontramos Cala Mendia que, junto a su vecina Cala Anguila, forman dos playas diferentes a elegir a corta distancia una de otra, hasta el punto que se comunican a través de un bello paseo arbolado exclusivamente peatonal. La primera ha sido la que durante los últimos años ha sufrido una transformación más radical, al concentrar una masiva urbanización hotelera que ha transformado por completo el entorno, hasta el punto de que el cemento ha sustituido por completo al verde, que recubría antes sus estribaciones.

Por suerte no ha ocurrido lo mismo con Cala Anguila que, además de presentar una playa más atractiva merced a sus blanca arena, la cual recubre por completo toda la rada, conserva buena parte de la vegetación que alterna con los chalets que configuran su zona residencial. Además, para llegar sólo se puede acceder a pie por un recoleto sendero hasta hace poco bordeado de grandes pinos, que por desgracia fueron derribados durante el histórico temporal de noviembre de 2001. Éste nos conduce a una larga escalera que lleva nuestros pasos a la misma arena, alejada por tanto de cualquier ruido molesto. Rodeados por una concurrencia extranjera en su mayoría, podemos experimentar el placer que aporta un baño refrescante en un atrayente mar de color antillano hasta donde alcanza la vista. Este enclave ahora tan apacible enmarcó en plena Guerra Civil el primer asalto de las tropas republicanas con motivo de la operación anfibia dirigida por el capitán Bayo.

Gabriel Alomar