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P. CANDIA/ L. QUINTANA
«¿Cómo defino al turista alemán?, simplemente como el ser o no ser de Balears». Con esa rotundidad se expresa el presidente de la Asociación de Hoteleros de Cala Rajada, Ignaci Esteve, al comentar la importancia del visitante germano para la industria vacacional de las Islas. Con cerca de tres millones de turistas al año, Alemania es, junto al Reino Unido, el principal mercado emisor de visitantes para Balears. Los alemanes son noticia, primero, porque el flujo de visitantes de esa nacionalidad ha descendido hasta un 20 por ciento en los dos últimos años, y segundo, tras la encendida polémica creada en Italia, donde un ministro (que ya ha dimitido) realizó manifestaciones muy críticas hacia ellos.

Este diario realizó una encuesta entre empresarios del sector de alojamiento y a pie de calle sobre lo que se opina de los turistas germanos. «Tienen una importancia vital para nosotros», opina Esteve. En Cala Rajada ocupan el 90 por ciento de las 25.000 plazas hoteleras con las que contamos. Se trata de un turista excepcional, clave, junto a los ingleses, en el desarrollo de nuestra principal industria. Por supuesto, son muy bienvenidos en las Islas y cuando vienen en menor número, como ahora, se les extraña muchísimo. No quiero comentar las declaraciones del político italiano (que se mofó del visitante germano), pero las Islas no serían lo mismo sin alemanes en sus zonas vacacionales». Jordi Cabrer, presidente de los hoteleros de la Platja de Palma, enclave preferido del turista germano, hace una defensa a ultranza del visitante teutón. «El alemán ha sido clave en nuestro despegue económico, y no sólo eso, ya que 20.000 ciudadanos de ese país se han quedado para siempre y ya forman parte de nosotros. No entiendo cómo en Italia pueden hacer chistes fáciles con ellos, algo que aquí no ocurrirá nunca porque los complejos xenéfobos han pasado a la historia. Nuestro lema es la hospitalidad, la integración, no la disgregación, con visitantes germanos que son un modelo de comportamiento cívico. Se habla mucho de las juergas que se montan en Ballermann o la Bierstrassen, pero nunca ha tenido que intervenir la policía. El alemán es una persona muy civilizada y consecuente. Si en algún momento molesta por algún motivo, se le hace saber, y cambia de actitud de inmediato. Nunca deja de sorprenderme esa educación de la que hacen gala los alemanes», afirmó. Otros presidentes de zonas, Luis Carrasco de Peguera y Matías Barceló, de Cala d'Or, coincidieron con sus colegas al defender la presencia del turista alemán. Lo propio hicieron algunas de las personas encuestadas en la calle, cuyas opiniones quedan reflejadas en esta misma página. El resumen es uno solo: «Willkomenn, deutsche».