La creación de las escuelas graduadas en Mallorca están
directamente relacionadas con el movimiento higienista introducido
en España a mediados del siglo XIX por el médico catalán Pere Felip
Monlau Roca, al que se integraron médicos, ingenieros, maestros y
arquitectos, que propugnaban medidas para el cuidado de la salud
general, lo que equivalía a la modernización de las ciudades, el
derribo de las murallas que las encerraban y la canalización de las
aguas potables, así como la educación de los ciudadanos en materia
de salud, higiene y urbanidad.
En ese contexto se incluía la institución educativa, puesto que
la arquitectura del nuevo modelo de centro escolar propuesto
debería ser referencia de las nuevas tendencias. Este movimiento
higienista que tomó el nombre de Institución Libre de Enseñanza
logró las primeras medidas institucionales en España, entre las que
se incluían la regulación de las construcciones escolares que
supuso la creación de las escuelas graduadas y el proyecto de
reforma de Palma con el derribo de las murallas.
En 1873, durante la I República se consiguió derribar una parte
de las murallas más próximas al mar. En 1885 Eusebio Estada hizo
pública su defensa del derribo de las murallas, alegando que la
ciudad constreñida dentro de un recinto fortificado no permitía el
crecimiento urbano, puesto que no se permitía construir en el
exterior más cerca de los 1.250 metros. Denunciaba que Palma no
reunía las necesarias condiciones sanitarias, y que eran frecuentes
los brotes de fiebres tifoideas a causa de la constante filtración
de las aguas sucias en los pozos.
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