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Dormir de forma incómoda aumenta hasta un 1.400% el riesgo de sufrir dolores en la espalda entre los jóvenes de 13 y 15 años, según revela un exhaustivo estudio presentado ayer por la Fundación Kovacs en colaboración con las consellerias de Salut i Consum y Educació i Cultura del Govern, el Colegio Oficial de Médicos de Balears y GESA. En el estudio epidemiológico participaron un total de 16.357 personas; 7.048 escolares (3.344 chicos y 3.704 chicas) y 9.039 padres (4.476 padres y 4.833 madres). Los autores de la macro encuesta, inédita hasta ahora y que fue publicada por el Europea Journal of Public Health y la revista Pain, se centró en los escolares de entre 13 y 15 años de 48 centros docentes de Mallorca.

Entre los resultados destaca el hecho de que entre los 13 y 15 años de edad la frecuencia del dolor de espalda es similar a la de los adultos; el 50'9% de los chicos y el 69'1% de las chicas ya lo ha sufrido en algún momento de su vida. Las dolencias de la espalda afectan más a las hembras que a los varones, aunque la diferencia de género es mayor entre los adultos que entre los jóvenes. Según el estudio, entre los escolares la práctica de cualquier deporte a nivel competitivo aumenta un 23% el riesgo de haber padecido dolor de espalda, el diagnóstico de heterometría (tener una pierna más larga que la otra) un 26%, y el de escoliósis (espalda desviada) un 290%. El presidente de la fundación, Francisco Kovacs, explicó en la rueda de prensa que ofreció junto a la consellera de Sanitat, Aina Castillo, el conseller de Educacio i Consum, Francesc Fiol, el decano del Colegio de Médicos de Balears, Enrique Sala y la portavoz de GESA, María Frau, que ningún estudio había ahondado tanto en el dolor de espalda.

«El estudio revela que la frecuencia en que los adolescentes padecen este tipo de dolores de espalda es más alta de lo previsto inicialmente y su efecto repercute en la calidad de vida y aumenta el riesgo de ser enfermo crónico de adulto», dijo. Para evitar el dolor de espalda, Kovacs recomendó el ejercicio, aunque aconsejó asegurar la competencia de los entrenadores de escolares que practican la competición deportiva, debido al riesgo que conlleva en este tipo de dolencias. Defendió además la utilización de mobiliario regulable en los centros escolares para compensar la diferencias físicas existentes en los alumnos de entre 13 y 15 años. El estudio determinó que el número de horas que un escolar permanece sentado, su peso y talla, la forma de transportar los libros y el consumo de bebidas alcohólicas o el tabaquismo no tienen ninguna relación con el dolor de espalda.