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De la galería Olmos, ubicada en la calle palmesana del mismo nombre, algunas noches convertida en dormitorio de indigentes, llama la atención la suciedad y abandono que reina en todo su recorrido, así como las numerosas pintadas y graffiti en sus paredes y puertas metálicas, lo cual tiene su explicación. Las personas que explotan los distintos negocios que hay en ella señalan que la causa del abandono es que dicha galería es particular, por lo que el Ajuntament de Palma se desentiende de su limpieza, aunque por otra parte cobra a un bar que hay en ella la tenencia de sillas en el exterior -«al del bar le pusieron una multa por las sillas que tenía afuera», señala uno de los empresarios-, así como los permisos de rótulos publicitarios y demás impuestos.

Estos empresarios, hartos ya de la situación, que han denunciado a traves de «cartas al director» (en la salida que da a Oms está pegada a la pared, para que todo el mundo lea, la que enviaron a Ultima Hora) piden que si por una parte el Ajuntament los considera «privados», o «particulares», aunque repetimos, les cobra todo tipo de impuestos y permisos, y acogiéndose a que dicha galería es un camino de paso entre la plaza de los patines y Oms, por ellas puede pasar quien quiera, incluso de noche, que les deje cerrar las galerias con verjas, con lo cual evitarán pintadas, colocación de carteles en las paredes, estancia de indigentes durante la noche, suciedad, etc., o bien, si no, que Cort se haga cargo de la misma, como si de otra calle cualquiera de las de Palma se tratara, y que la limpie y la vigile como a aquéllas. Lo que no aceptan es que las cosas sigan como hasta hora: siendo privada y al mismo tiempo de uso público.

Pedro Prieto