La recogida ha de ser rápida, pero con movimientos lentos y regulares. Katja Wöhr y Sabine Kersten. Foto: Humphrey Carter

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Katja Wöhr y Sabine Kersten son dos chicas dinámicas que se han unido con una misión clara: cosechar y comercializar flor de sal en Mallorca. ¿Qué es la fleur de se, cómo dicen los franceses? Es una sal muy especial y poco común que refleja la riqueza y la plenitud de su origen: la sal marina. Solamente se crea con la combinación óptima de mucho sol, poca humedad y una determinada dirección del viento. En la superficie aparece entonces una costra de sal tan delicada que se derrite con la llegada de la lluvia. Se trata de una sal blanca, hasta rosado pálido y su sabor es fuerte, y floreado. Sin embargo, su característica más importante es su textura crujiente que se disuelve en la boca rápidamente. Está considerada una auténtica exquisitez.

Desde junio del 2003, estas dos emprendedoras mujeres se dedican a la cosecha manual de la flor de sal en las salinas de Llevant. Al atardecer de días de verano cálidos y con una ligera brisa, Katja y Sabine recogen con ayuda de una especie de rastrillo llamado «lousse» los cristales de sal de la superficie del agua con movimientos lentos y regulares. Una vez cosechada, esta sal de color rosa pálido, se vuelve más blanca después de ser secada al sol. No obstante esta recogida tiene que realizarse de manera rápida ya que una vez quebrada la capa de sal, esta empieza a descender de nuevo. A continuación la flor de sal se pone a secar y así conserva todos los minerales y oligoelementos que provienen del mar.

D.J.N.