Magdalena Borrás cumplió ayer 100 años, y la residencia de la
Bonanova, donde reside desde hace 22, lo celebró por todo lo alto a
base de una merienda de buñuelos con chocolate. Al acto asistieron
todos los residentes, un total de 552, así como los familiares de
éstos, y por supuesto los de la homenajeada, quien recibió varios
obsequios, entre otros la banda de honor que la acredita como la
persona más antigua del centro, una placa de parte de Sa Nostra,
así como unos regalos que le entregó el director de la residencia,
Pedro Cantarero.
Magdalena Borrás, que está muy lúcida aunque algo sorda y con el
ojo izquierdo que no le funciona como ella quisiera, nos recordó
que nació en Palma. No conoció a su madre, ya que ésta murió en el
parto, y a su padre, que era marino, muy poco. Se casó a los 17
años y tuvo dos hijos, Salvador y Paula, que le han dado siete
nietos y cinco biznietos, «una de ellas comadrona», dice.
Durante 51 años, estuvo al frente de una tienda de comestibles
de su propiedad, sita en la calle Aragón número 70 y pico
-realmente no lo recuerda-. «Desde hace 22 años estoy en esta
residencia -dice-. Me la recomendó una amiga, probé y me gustó».
Como no puede andar mucho, se pasa casi todo el tiempo en su
habitación. «Tengo una tele, que casi siempre tengo encendida, no
para verla, pues no me interesa mucho lo que dice, además me cansa,
sino para que me haga compañía». ¡Enhorabuena y por muchos años
más!
Pedro Prieto
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