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José Picón Chimelis, Juan Monfort, Guillem Usón, Raúl López son los jóvenes voluntarios de Cruz Roja de Sóller que han llevado a cabo el proyecto de equipamiento de la sima del Silencio, una sima que tiene un total de 230 metros de profundidad, hecho que la sitúa como una las cavidades en forma vertical más profundas de la Isla. La sima del Silencio se abre en el macizo del Tossals Verds sobre su cara sureste en una zona conocida como Ses Capelletes, a una altitud de 925 metros. No son sus 230 metros de profundidad, sino su pozo interior de 120 metros de caída vertiginosa al vacio, lo que provocan en los amantes del mundo subterráneo una sensación de estremecimiento y admiración.

Pero no sólo su difícil acceso sino su desarrollo interior, la convierten en la sima más peligrosa de nuestra Serra. La causa viene dada no por la orografía vertical de la cavidad, sino por las malas y defectuosas instalaciones que en ella se encuentran a la hora de progresar una cuerda.
Es por ello que los técnicos de rescate de Cruz Roja son los más interesados en mejorar esas instalaciones por cuerda, con el fin de poder prevenir y evitar los accidentes. Cuando los voluntarios decidieron poner manos a la obra los únicos puntos que había para colgar una cuerda eran unos spits oxidados que se mostraban como verdaderas bombas de relojería esperando a saltar de un momento a otro.
Lo triste de la historia es que si no se hubiera equipado con una vía de progresión y rescate, el día menos pensado se hubiera producido algún accidente irremediable. Es por ello que parte del grupo especializado ha eliminado los anclajes defectuosos y ha colocado material de acero inoxidable homologado para permitir a la gente experta progresar de una forma segura.

Se han retirado las instalaciones incorrectas y defectuosas; los fragmentos de rocas de cabecera con peligro de desprendimientos. Se ha reequipado totalmente la cavidad con material homologado para la progresión y el rescate. Se ha colocado material de progresión, como 350 metros de cuerda, 30 placas duraluminio y 30 mosquetones. Se ha instalado cuerda con anclaje antiguo hasta un total de 120 metros. Se ha estudiado la morfología de la roca para la colocación de los nuevos anclajes hasta la cota 60. Se han colocado un total de 40 parabolts, y muchos otros detalles. Los voluntarios han empleado varios meses para que la sima reúna las condiciones óptimas y tenga menos peligro para los amantes de este apasionante deporte. El equipamiento fue posible gracias a la Conselleria d'Interior del Govern balear, que en su día aportó una parte del material, mientras que la otra se consiguió gracias al esfuerzo de Cruz Roja y sus voluntarios del grupo de Montaña. Ahora sólo queda que los amantes de la espeleología disfruten con seguridad de uno de los grandes tesoros de nuestra Serra.

María Vázquez