Hemos observado durante los días que estamos en esta zona, que
quien manda en la provincia de Kosovo, a pesar de que sigue siendo
serbia, son los albaneses. «Realmente quien manda aquí es Naciones
Unidas -nos corrige-. Lo que sucede es que el 80 por ciento de la
población es kosovo-albanesa. Por otra parte, Naciones Unidas está
intentando que regresen los serbios que se fueron, lo cual no es
fácil, y una vez que casi todos estén aquí, entre todos reorganizar
la futura administración de esta provincia».
Siempre hemos dicho que mallorquines, o si no, gente que vive y
trabaja -o ha trabajado- en Mallorca nos los encontramos en
cualquier lugar del mundo, como por ejemplo, Pec -en serbio-, o
Pedja -en albanés-, ciudad no muy grande, situada en pleno corazón
de Kosovo, a 25 kilómetros de Base España, donde he pasado la
última semana de mi vida. En este caso, el encuentro ha sido con el
capitán de corbeta Ricardo Àlvarez-Maldonado, jefe de órdenes de la
estación naval de Porto Pi, y ahora, por espacio de seis meses,
miembro de Naciones Unidas en Kosovo, y su mujer, Marielva Rísquez,
a través de «Bosnia viva» y con el apoyo de Deixalles, y que
durante dos años también trabajó para el Ajuntament de Calvià.
Ambos, como decimos, andan por estos pagos, cada uno con una misión
concreta dentro del panorama de ayuda humanitaria.
«Estamos en Pec, o Pedja, desde septiembre, y regresaremos a
Palma en febrero. Mi misión aquí es doble. Una, la de hacer de
enlace militar entre la administración de Naciones Unidas y KFOR. Y
dos, la de observador de paz». El capitán de corbeta Àlvarez
Maldonado, con quien hablamos en un bar cercano al hotel donde
vivimos, no muy lejos de su oficina, considera «que todavía queda
mucho por hacer aquí, a pesar de que se ha hecho bastante. Y que
poquito a poco, tanto KFOR como Naciones Unidas deben de ir
transfiriendo el trabajo que están haciendo a los locales».
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