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Decidir cómo se va a llamar el hijo que está a punto de nacer es una cuestión muy personal e ilusionante, pero no exenta de influencias externas y modas. De otro modo no se explica la coincidencia en que incurren tanto padres como madres en una serie de nombres. Maria y Alejandro han ocupado los últimos cinco años el primer lugar sin competencia de las preferencias de los progenitores para los recién nacidos de las Islas.

Las tendencias han ido cambiando a lo largo de los años y, así, según un estudio elaborado por las consellerias d'Economia y d'Educació, cada vez está menos de moda que los hijos hereden el nombre de los padres o abuelos. Una costumbre arraigada durante generaciones ha ido dando paso con los años a nuevas tendencias, como la de poner a los niños nombres popularizados por el cine, la música o la televisión. Siempre hubo progenitores que quisieron bautizar a sus retoños con el nombre de un actor idolatrado o de una canción especial. Pero, hoy, las modas van más allá y no falta quien opta por los pseudónimos o apodos de personajes populares, caso de la mallorquina Chenoa.

No obstante, en la lista de los cien nombres más frecuentes no aparecen este tipo de extravagancias, sino que en ella figuran la mayor parte de los apelativos de siempre. Otra curiosidad del trabajo refiere que los nombres en mallorquín no siempre superan en frecuencia a los de grafía castellana. Así, por ejemplo, entre 1996 y 2001, el número de niños registrados con el nombre de Antonio (451) supera a los 415 registrados como Antoni. Pedro (210) gana a Pere (123), José (184) a Josep (177), o Luis (177) gana a los inscritos como Lluís (138).