El 28 de septiembre, AMICO recibió en Managua seis cajas de medicinas procedentes de Palma, en un envío realizado por Apotecaris Solidaris. Foto: ESPERANZA GARAU

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Chepita vive en el barrio marginal de San Isidro, a tan sólo 6 kilómetros de Managua (Nicaragua). Hace tan sólo unos meses, su pierna derecha comenzó a hincharse y a tomar un color enfermizo. Fue al hospital público de Managua, centro que cuenta con escasísimos recursos y donde la colas para ser atendido son inmensas. Allí le deshauciaron su pierna y no le dieron más opción que su amputación. Chepita abandonó el hospital consciente de que no podía perder su pierna porque si se quedaba sin ella, difícilmente podría ganarse la vida vendiendo pan por las calles del barrio. Entonces acudió al dispensario que las hermanas Amistad Misionera en Cristo Obrero (AMICO) tienen en San Isidro. Acababan de recibir una donación de la ONG mallorquina Apotecaris Solidaris desde Palma. Gracias a ella, Chepita ha podido salvar su pierna y su vida.

Esperanza Garau, religiosa mallorquina y superiora general de AMICO, recogió las seis cajas de medicamentos enviados por Apotecaris el pasado 28 de septiembre. Desde entonces, cuentan con el material necesario para ir atendiendo semanalmente a 400 pacientes y cubrir los servicios de consultas, medicamentos y primeros auxilios que se ofrecen en el dispensario. «Contamos con una doctora, una enfermera auxiliar y una religiosa que administra el centro, y atendemos las enfermedades más comunes, como asma, diarreas, vómitos, diabetes, gastritis, enfermedades respiratorias, gripes, dolores de oído, hipertensión y parásitos. La ayuda de Apotecaris Solidaris, a través de su presidente, Juan Alberto Segura, nos permitirá atender a una población de 20.000 habitantes, todos ellos campesinos, pobres y sin ningún tipo de prestación social. Gracias a los medicamentos enviados, hemos logrado salvar la vida de Chepita y seguimos haciéndolo con muchos pacientes más», afirma sor Esperanza Garau.

AMICO trabaja en Nicaragua desde hace más de 20 años. Tanto en San Isidro como en el barrio Bello Amanecer o en Diriomo, las condiciones sanitarias e higiénicas son mínimas, así como los recursos disponibles para hacer frente a las necesidades de la población. «Confiamos en que esta ayuda continúe para poder seguir ofreciendo toda la ayuda posible en este dispensario, el único que existe para una población que ya supera los 20.000 habitantes».

Mercedes Azagra