TW
0

«La psicoterapia asistida con animales debe ser liberadora para la persona y para el animal». Esta fue la premisa básica en que la psicóloga Isabel Salama basó la conferencia que, invitada por el por el Club Ultima Hora, pronunció ayer en el Teatre Municipal. En su disertación, titulada «Psicoterapia asistida con animales», esta experta y amante de los animales repasó las principales cualidades y beneficios que animales tan comunes, como el perro o el gato, y otros menos asequibles, como el caballo o el delfín, pueden proporcionar a personas enfermas, discapacitadas o con problemas de conducta, existenciales o de cualquier otro tipo. A modo de declaración de principios, confesó el papel mesurado que el psicoterapeuta tiene en este proceso, «somos acortadores de caminos, no sanadores, pues el proceso de sanar puede durar toda la vida». Una misión que, aclaró, no por limitada deja de ser imprescindible «para evitar que la persona se enganche al animal o cambie un apego por otro».

«El animal no discrimina, no juzga y admite a la personas tal como es» y por eso los consideró «excelentes terapeutas», «a todos, sin despreciar a ninguno», aunque elevase al caballo y al delfín a los primeros puestos. Pero para que la terapia pueda ser efectiva «lo primero que debe conseguirse es que el animal confíe en la persona, y para eso es imprescindible que haya sido adiestrado sin el elemento castigo, pues si el animal sufre, el paciente sufre». «Cuando un animal presa confía en el ser humano, que es depredador, se produce un momento catártico y sube la autoestima y la valoración personal y ahí arranca el proceso sanador».

Cuando a su consulta llega un nuevo paciente, Salama realiza una valoración previa del problema y entonces se escoge el animal más apropiado para cada caso. Según su experiencia, el animal terapeuta por excelencia es el delfín «que siempre provoca en la persona un antes y un después de la terapia con él». Para cualquier terapia, prosiguió, «es fundamental la creatividad y conocer las peculiaridades de cada animal». En el caso del delfín, informó de que se trata de un animal «territorial», «por lo que no se puede lanzar al niño o la persona a la piscina sin más, tiene que haber un proceso de mediación hasta conseguir que el animal confíe en el humano».