Por ahora sólo se trata de un anteproyecto del que tendrán que
hacerse múltiples modificaciones para que pueda llevarse a cabo,
pero lo cierto que se están dando los primeros pasos para dar curso
efectivo a una reivindicación generalizada para que se corrijan los
errores que se han venido cometiendo a partir de que en los años 60
el turismo convirtiera lo que era una casi desértica franja de
dunas, desde Can Pastilla al Arenal, en un abigarrado conjunto de
edificios y de usos, fiel exponente de una muy deficiente
planificación que de haber existido hubiera evitado el caos y la
crispación vecinal.
Del proyecto presentado el lunes, puede decirse que ya se está
desarrollando el primer tramo, el correspondiente a uno de los
espacios verdes, en es Carnatge, y el carril para bicicletas recién
construido en la zona costera de Can Pastilla.
De todo el plan, el punto más caliente es el del Plan especial
de Reforma Interior (PERI) de s'Arenal, a ambos lados del
fronterizo (Palma-Llucmajor) torrente dels Jueus, zona en la que
parece que los grandes edificios, verdadera muralla, hayan crecido
como la mala hierba, de manera espontánea y en el lugar en el que
han encontrado espacio libre y abonado para hacerlo sin
control.
Más que en los hoteles, el conflicto está en los inmuebles
residenciales, cuyos habitantes ya empiezan a preocuparse por cuál
será su destino, y mucho más desde que el plan se hiciera público y
empezaran a desatarse los rumores entre la población, y muy
especialmente entre los que tuvieron conocimiento del proyecto por
ese boca a boca que se ha establecido y que ha hecho que los
proyectos de reforma les hayan llegado completamente
distorsionados, entre otras cosas porque muchos de ellos habitan en
inmuebles de gran altura en la primera línea, y son conscientes de
que será la que más modificación sufrirá, si se lleva a cabo el
PERI y no ven muy claro cuál será su futuro, como inquilinos o
propietarios.
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