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Emoción, lágrimas y júbilo expresaron ayer el sentir de miles de mallorquines hacia su imagen más venerada. El Crist de La Sang volvió a «su casa», o sea, el templo de l'Anunciació en solemne procesión presenciada y seguida por miles de personas.

Ésta se inició desde la Casa de la Iglesia con los estandartes y miembros de las cofradías de penitentes de Palma, que siguieron el mismo orden de antigüedad que el día del Jueves Santo, y un guión de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionaros cuyos componentes desfilaron con aires marciales. La salida de la imagen estuvo acompañada por los aplausos de los allí congregados. La sacó esobreposat Jesús Fernández, acompañado por los prohoms, y Policía Local de gala. Detrás el clero de La Sang vistiendo sus mejores galas, encabezado por el prior, Jaume Rovira, y las autoridades representadas por la presidenta del Consell de Mallorca, Maria Antònia Munar y la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer; y el presidente de la Asociación de Cofradías, Tomás Darder. También estuvo, satisfecha aunque muy nerviosa, la restauradora, Antònia Reig y cerró la banda Santa Cecilia de Son Rapinya.

La Sang precedida por el grupo de Ministrils enfiló por la calle Morey y una vez hubo entrado en la de Palau Reial paró frente al Consell de Mallorca donde los músicos estrenaron la pieza s'Acompanyada haciéndose sentir de nuevo los aplausos de los cientos de fieles que presenciaban en este tramo el paso de la imagen.