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La proximidad de las fiestas navideñas marca el calendario de este puente festivo, que por ser este año algo más corto, ha invitado a la mayoría a quedarse en la Isla, renunciando a posibles viajes. Por fortuna, la climatología ha acompañado, aunque el frío empieza a notarse con cierta fuerza. De ahí que, aunque muchos hayan optado por repetir el clásico plan de fin de semana de anar a sa caseta a compartirlo con amigos y familiares, algunos hayan decidido quedarse en Palma para emprender la larga peregrinación comercial que exige la elección del regalo perfecto.

Así las cosas, la iluminación navideña de las calles, el olor a castañas, la profusión de puestos de venta ambulante, los artistas callejeros y el ambiente de los tradicionales mercadillos han provocado que las calles más céntricas de Ciutat aparecieran llenas de viandantes disfrutando de un paseo en familia. Han sido jornadas ideales para adornar la casa con motivos navideños, escribir las tarjetas de felicitación y conminar a los niños a que redacten la carta a Papá Nöel y a los Reyes Magos.

La pena ha sido que el comercio haya tenido que cerrar sus puertas -los cines registraban largas colas- en una fecha que a muchos les habría facilitado enormemente la dulce tarea de escoger algo especial para un ser querido.

R.D.