Noches atrás, la gente de Tito's celebró de este modo su particular Nochevieja... en rojo. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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Señoras y señores, estamos, un año más, en Nochevieja. Dispongámonos a disfrutarla, pues Nochevieja al año sólo hay una, la que marca el final de un ciclo y el comienzo de otro. Para unos es el adiós a algo, para otros la esperanza de algo, para unos el perdón, para otros las risas, para algunos, el llanto. Así que, una vez colocado en el bando que consideren, tal y como manda la tradición -la moderna- disfrútela a tope, pero en rojo. Como esos jóvenes que ven. Tres y dos. Bailarinas y camareros de Tito's. Y ya ven lo fácil que se lo montaron: una mesa, varias botellas de cava, un candelabro y mínimo atuendo. Rojo, por supuesto. Y, naturalmente, sexy. Dos elementos con los que cualquiera puede triunfar en una noche como la de hoy tras la cena, las uvas, las copas y el chocolate.

Según la tradición, la ropa roja que lleve uno, para que dé suerte, ha de ser regalada -así que aún están a tiempo de pedírsela o sugerírsela-, pues el rojo es el color del amor y la pasión, y quien te los regala quiere eso para ti. Y de paso para él. También, según la tradición, es conveniente barrer en una noche como la de hoy, pero barrer hacia la calle. Así se echa fuera de casa todo lo malo.

¿Que le gusta el viaje y la aventura? Pues salga corriendo con una maleta en la mano. Pero que no le vean, pues en ropa interior roja, con eso y encima corriendo, le pueden tomar por alguien a quien no le ha sentado bien la cena. Por supuesto, haga una lista con 12 deseos y otros tantos buenos propósitos, uno por cada mes. ¡Ah!, y cuelgue un borreguito de peluche en la puerta de su casa para que durante el año no le falte la lana, o la guita, como quiera.

Pedro Prieto